domingo, 18 de mayo de 2014

la piedra preciosa



EL  DIAMANTE

         Frotó las yemas haciendo presión entre una mano y la otra. Abrió la bolsa y buscó afanosamente. Al fin sintió entre los dedos la cajita redonda. La abrió con urgencia, sacó una buena cantidad del contenido, lo esparció en cada mano. Comenzó por la muñeca. Giró los dedos y barrió las escamas que la sequedad había producido. Luego la esparció en las palmas, untó uno a uno los dedos. No estaba acostumbrada a la aspereza de la piel.
         La geografía de las manos tomó otro aspecto. Las puso a contra luz para apreciar el cambio. Así fue que descubrió un brillo intenso en el suelo.   El destello de la piedra era muy fuerte. La hizo correr para un lado y para el otro  de la palma.  Instintivamente apretó los dedos. El temor de perderlo hizo que percibiera, en los tímpanos, sus propios latidos. Su cabeza elaboró diferentes hipótesis. La imaginación alimentaba desenlaces. Diversas figuras recortadas permanecían incrustadas en las aristas de la talla. Abrió de nuevo la mano y dejó que se deslizara, lentamente, en la boca oscura.

 fotografía de José Vega
cuento corto de Moni Indiveri de Vega

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