Cubre desdibujando formas y tonalidades. Todo lo somete a
su propio color espeso que, como una nata, esconde lo que quedó debajo de
su inexplicable consistencia. Bruma o niebla (o como se llame) se desplaza
devorando lo que encuentra en su camino. Un aspecto gelatinoso y denso
compromete la respiración. Ya no es un aire limpio el que alimenta los
pulmones. Lo visible pierde las gamas del otoño y se mimetizan las formas y
las distancias. Aún así conserva la belleza.
fotografía de José Vega
prosa poética de Moni Indiveri de Vega
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