Delimitado por el campo
visual, pudo imprimir lo captado entre las grietas de los párpados. Cada
detalle. Como cofres alargados custodiaban las imágenes.
El esfuerzo en los músculos,
desparramaba la propia energía.
Lo níveo comprimía el iris, delimitando el círculo
perfecto movedizo, lleno de la vida que expulsaba en derredor. Un desborde
ceñido por un aro verde nucleaba infinidad de chispitas amarillas, como el
centro pequeñísimo de un heliotropo.
La intensidad de la pupila
centellante. Poblando el contorno húmedo,
una hilera de arqueadas pestañas, barrían la mirada, escondiendo lo que no
quería.
Igual a un desierto.
Igual a un desierto.
fotografía de Sergio Vega
poema de Moni Indiveri de Vega
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