Eco de la belleza
dócil
toda la Creación es invitada
donde se la
recibe habita la Verdad
puede alcanzar
su epifanía
en lo más
recóndito
volverse
habitación
del que nunca
parte
sinfonía de
hombres y ángeles
abriga
comparto la
pasión
en ofrenda
la voluntad
conducida
abisma el
espíritu
nada detiene el
impulso
en las paredes
de la garganta
en la cosecha a
la que me invitas
vestida de pureza
como sueños
eternos
ya iluminada
en un lapso
perpetuo
y arribo a donde
Tú
me quieras
llevar
desde la altura
poder verme
como Él me ve
define el flujo
oceánico
de mi vocación
Poema final del capítulo III del libro "Lo/Cura"
Moni Indiveri de Vega
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