Quiero agradecer al Espíritu de Dios toda la luz que envolvió a la tierra el 13 de marzo del 2013.
¡Qué regalo nos hizo! , con aquel rayo que anticipó la salida al balcón de nuestro querido Cardenal Bergoglio convertido ya, en el Santo Padre Francisco. Sea él, el instrumento dócil y valiente de Jesús, como cabeza de nuestra amada Iglesia, tan necesitada de los cambios que nos hagan vivir El Evangelio como nuestro amado Jesús nos enseñó:
". . . ámense unos a otros, como Yo los amo. . ."
¡Bendito Niño, bendita Madre, en vosotros confiamos!
Bendecida Humanidad: despertamos al llamado en este año, el de la FE, abriendo nuestra escucha y nuestro espíritu, a tan dulce y segura voz y a su límpida mirada. GRACIAS SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA |
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