Y lo supe, casi podría decir que la sentí traspasando
la
consistencia de los huesos, sin dejar señales ni estigmas.
¡Tantas
veces la convoque sin resultado!
Se sumaba el tiempo sin haber podido
escribir ni una sola palabra que representara una imagen nacida en el
pensamiento. Pero anoche, cuando desperté sobresaltada, pude recordar el sueño.
Era como un chorro plateado, el que manaba por la parte superior de mi
cabeza.
Veloces mis dedos sobre el teclado
editaban lo que la
mente recordaba. Un calambre entorpecía mis intenciones. Aún
así logré eternizar mi sentir.
La inspiración busca permanecer pero como
llega se escapa.
fotografía y micro relato de de Moni Indiveri de Vega
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