Nuevamente a las puertas del dolor me llamaste
la Gracia fue mi compañera.
Seguí el sendero de la vida
medio dormida, medio despierta
¡Cuánto aprendí
cuánto me sacaste!
Una a una las gotas de mi sangre
lavaron la herida, y volvió la fuerza a instalarse.
Señor, que sería de mi vida sin tu presencia
qué sería si tus manos creadoras
no dejaran sus huellas
al formarme.
Quiero, Señor amado,
convertirme en parte de tu amor
brindándome.
Ser sonrisa, amor, Buena Nueva
a pesar del dolor que me legaste.
poema del libro VOCES DEL ALMA
de Moni Indiveri de Vega
fotografía de José Vega
No hay comentarios:
Publicar un comentario