SEÑOR, purifica mis labios y mi corazón. Saca de mí todo resabio de soberbia.
Dame humildad, mi Creador, quiero ser digna de pronunciar tu nombre santo.
Dame equilibrio y sabiduría para poder valorar lo que hiciste por amor a nosotros,
los hombres. Dame prudencia para no tener que retroceder en mi camino, dame paz
para encontrarte dentro de mí, y entonces poder exclamar:
¡Te alabo, Señor! Porque a través de mi miseria pude crecer en humildad,
gracias a tu intervención.
¡Te alabo, Señor! Por poder caminar en ese sendero de luz que me acerca a Ti y
ser cada día más dueña de mí misma.
¡Te alabo, Señor! Por toda la creación que pusiste a nuestro servicio y bajo
nuestra responsabilidad a fin de humanizarla y humanizarme cada día más.
¡Te alabo, Señor! Por la Iglesia que tu Hijo amado nos dejó, y que, a pesar de
nosotros los hombres, es una, santa y apostólica gracias a su presencia en ella.
¡Te alabo, Señor! Porque al darnos un hermano en Cristo que nos salva,
descubrimos el valor del sufrimiento que nos ayuda a hacernos dueños de nosotros
mismos.
¡Te alabo, Señor! Por la fe que nos regalaste. ¿Qué sería la vida sin ella?
¡Te alabo, Señor! Por el Espíritu Santo que llena nuestros corazones del fuego de
tu amor y nos hace fuertes y seguros en la lucha.
¡Te alabo Señor! Por darnos a la santísima Virgen María, que acompaña,
enseña, testimonia, protege. . .a éstos, tus hijos. Porque sabías que necesitábamos el
amor de una madre celestial.
¡Te alabo Señor! Porque me das la posibilidad de ir caminando cada día con la
ayuda de tu Gracia.
¡Te doy gracias, Señor! Por tu inmenso amor que hace que te sienta tan dentro
de mí.
¡Te doy gracias, Señor! También por todo aquello que haces conmigo, y que
mis limitaciones no me permiten percibir. En alguna instancia me será dada la dicha de
conocer tanta luz.
AMEN
collage de José Vega
prosa poética de Moni Indiveri de Vega