miércoles, 10 de diciembre de 2014

Fibrilación aguda



                               1

de espaldas
los ojos
conectados con el cuerpo

                               2

el latido
como afiladas agujas
en las yemas

la locura del músculo vibrátil
una corriente se esparce
en el mismo ritmo

los torrentes rojos
canales
involucrando el resto

                             3

la cabeza que se abre paso
desplazada sobre ruedas
en el estrecho pasillo

                              4

los rostros amados saltan
de los marcos
reclinándose
sobre su cuerpo

brusco descenso
en cada partícula de su perímetro
en el abandono de lo propio

abrigada por paredes
muy blancas
el desacompasado
latido
la adentra en las cavidades
de sí misma

la soledad se cierra como una flor

del otro lado
murmullos

                              5                               

tras la bata asoma la piel
una y tantas veces
atravesada

el doble rectángulo vidriado
muestra descaradamente
el afuera
cielo plomizo
y
las preguntas        las preguntas
taladrando la memoria

                                  6

el pequeño músculo
golpea
los dedos se afinan en el intento
de atrapar la vida que se encoge

la serenidad recostada
en su origen

                                   7

nada la altera
es más bien una nueva sensación
que da sabiduría

maravilla la ausencia
de temores
no se borra la sonrisa
siente los ojos
iluminados

                                    8

el viajero nocturno
se esfuma

casilleros vacíos

                                     9

el cuerpo diseña lo nuevo
tratando de eludir
el pantano

las pantuflas rosadas
sostienen ese cuerpo
abrigada con su nueva bata
inicia el recorrido

                                     10

las puertas se abren
la mano amorosa
le brinda sostén

vuelve a duplicarse
la sombra
en el nuevo trecho
salpicado de
lluvia

fotografía y poema de Moni Indiveri de Vega
poema del libro "La Ceguera de la Nuca" de dicha autora

1 comentario:

  1. Moni Vega • ahora
    Adviento del año 2014 Tiempo de balance. Meditemos en estas cuatro semanas de preparación para recibir al Hijo de Dios. Pensemos ¿qué tipo de pesebre es el propio corazón? Si hemos logrado prepararlo, sumando alegrías y tristezas, para recibir al que se hizo carne para ser alimento de nuestro propio ser. Que las piedras que hayamos encontrado en nuestro camino no endurezcan nuestro espíritu. Moni Indiveri de Vega

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