Caían perpendiculares,
gordas y transparentes sobre los picos de los cerros. Geométricas figuras
dibujaban sus formas en el lago Nahuel Huapi. El silencio era el amo, aunque
silbaba el viento su música hilvanando lo de aquí con lo de allá. Juguetones
vuelos rasantes abismaban acrobacias en la nada del vacío. Era parte del
paisaje cuando mis ojos alcanzaban sus contornos. Invitada a un juego
desconocido corrí la mirada hasta donde se hacía visible el paisaje. Me sentí
inspiración y a la vez observadora. Parte de algo que no se alcanza pero que
sale desde lo más profundo de la imaginación. ¿Era real? ¿Era ficción? ¿Era mi
cuerpo con capacidad de vuelo que acariciaba los contornos? ¿Estaba allí o era
un sueño gestado en la siesta reparadora para mi envejecida humanidad?
fotografía de José Vega
micro relato de Moni Indiveri de Vega
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