¡Qué
deseables son tus moradas,
.
. . mi alma se consume y anhela
los
atrios del Señor . . .
Salmo (121)
volver
a pisar ese lugar
casi
desierto
la
prédica rebota el las paredes
el
templo queda demasiado grande
no
lastima solo adentro
deteriora el todo
no
se avanza con un miembro menos
ni
una voz que no cante
Alabanzas
caminar
sin
llegar a ninguna parte
no
divisar el horizonte
ni
descubrir la luz del alba
hace
la planicie insoportable
deseando
cerros para ascender
fotografía de Eugenia Vega
poema de Moni Indiveri de Vega
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