Hay hebras de diferentes colores que al mezclarse iluminan la trama,
dando calidez al abrazo en que naufraga el cuerpo adormecido. Sutiles se confunden.
Amalgamados sus opuestos dibujan Nudo tras nudo multiplican las fuerzas que
sostienen el dolor. Disuelven la rutina oscura y de a poco, entibian.
No hay lugar donde las tonalidades de la luz que atraviesa el punto, no
transformen el aliento frío del cuerpo cuya vida se escapa por los poros.
Nada es imposible para el amor que se regala como ramo de flores que tratan de invadir con su dulce fragancia, pegando sus partículas a quien están destinadas.
Y así aromas y colores forman una nueva trama de lazos humanos que
construyen el universo. Lo unitario forma parte del pasado que escudriña la noche
y amanece adormecido en los brazos que entrelazan el amor.
fotografía y texto de Moni Indiveri de Vega
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