Soy
una persona simple, fácil de conformar.
Me equivoqué tantas veces como me fue
necesario. Reconocer los propios errores es la mejor forma de aprender. Me
levanto en cada caída, sostenida por Aquél que se ve solo con los ojos del
alma.
Me
relaciono bien con los otros. Siempre encuentro en ellos, algo que me
atrae. El deseo imperioso de comunicarme
me habita desde muy pequeña. Eso me lleva a poseer una capacidad de diálogo
bien desarrollada.
Soñadora.
Con sólo cerrar los ojos, percibo un mundo mágico que me deleita. Las imágenes
se suceden sin hacer ningún esfuerzo.
Eso dibuja sonrisas en mi rostro. Soy alegre desde que me acuerdo. En el
aspecto personal es por lo que más rezo: nunca perder la alegría.
Es
muy importante para mí hacer crecer el
espíritu. Alimentarlo dando respuesta al propio deseo de búsqueda, para tener
respuestas nacidas de la sabiduría y no del capricho.
Me
gusta conocer el origen de las cosas. Recorrer los diversos caminos que ha
hecho la humanidad, respetando sus culturas y creencias.
Soy
una de las personas que tuvimos la suerte de darnos cuenta, que conocer los talentos recibidos de lo Alto, es fundamental para el crecimiento personal.
Saber en qué tengo que poner el acento para que al trabajarlos,
consiga acercarme lo más posible a la misión que me ha sido encomendada.
Experimentar
todo lo que me sea posible en el hacer, especialmente con otras personas.
Es
el diálogo el mejor camino para darme a conocer y, a su vez, poder conocer
mejor a los otros.
La
memoria almacenó todas las experiencias, las preguntas, los descubrimientos.
El
entusiasmo me desborda la creatividad. Tanto la mente como las manos son los
instrumentos que me ayudan a concretar inspiraciones. Pero la mejor de las
experiencias, las místicas. Aquellas donde me siento columpiada en el Amor de
Dios. Poder llegar a sentirme la punta
de sus dedos o el ángulo luminoso de su mirada.
La
palabra fluye concretándose en un lenguaje cotidiano que inserta la vivencia del Creador.
Ser
poeta, es lo más intenso que puedo vivir, después de conocer el amor
matrimonial, ser madre y abuela.
Cuando
escribo abierta a lo que fluye de lo Alto, puedo llegar a ser apóstol sin mover
mis pies ni mis manos. Me gusta hacer literatura para no especialistas, inquietar a los que no tienen la posibilidad
de abordar lo bello de las palabras, con textos profundos que se han ido
escribiendo en mi alma, a medida que he meditado la Palabra.
Todos
los fundamentos de mis intenciones nacen del Amor que Dios me tiene. Soy respuesta a su invitación a crecer y ser
más. Tomada de la mano de Jesús y de los seres que amo, peregrino la piel del
universo, sembrando amores y palabras regaladas.
Moni Inviveri de
Vega
Composición "Inspirada de lo Alto" de José Vega
Composición "Inspirada de lo Alto" de José Vega
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