Alguien
me obligó a morder el miedo y fue su tristeza. Las manos trémulas y los ojos
vacíos. Yo necesitada, no solo de un cuerpo, también de un gesto que no fuera
de exigencia a crecer tan rápido. Todo lo urgente de su dolor postergando el
vuelo de pájaro que mi cuerpo necesitaba. Aún espero su mano. Quiero que me
sostenga la belleza que es necesaria en la niñez. Ser pétalos blancos que no
sangren y poder mirar en el rectángulo tentador de esa ventana, al mundo que me
espera, sin temor.
Sigo buscando en la mirada femenina,
la aprobación y un poco de esa ternura que me faltó.
la belleza necesaria
vuelve
en cualquier momento
nunca es tarde
y si lo fuese después
del otro lado
que no conozco
seré
embellecida
Moni Indiveri de
Vega
acrílico sobre tela de María Eugenia Vega
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