Vacío inexplicable.
Arrinconada escapaba a las sordas multitudes, hambrienta de compartir, aunque más no fuera, una palabra.
La angustia desbordaba opacidades, queriendo alcanzar aquello que se le negaba.
Su boca, seca por el mutismo, murmuraba llanto.
Los pensamientos nacían y morían en ella sin poder volcarlos a la vida.
Su corazón acomgojado se refugió en las miradas que la abrazaban.
Comenzó a sentir alivio y, poco a poco, fue aprendiendo un nuevo lenguaje.
Una y mil preguntas en su mente. A medida que su rostro sonreía, el amor se convertía en palabras.
a mi amada madre
texto de Moni Indiveri de Vega
de su libro Voces del Alma
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