La hora del estupor
ardía como un faro y despertó una voz. Abandonada quedó en los muelles, donde
la espesa niebla paralizó el débil sonido que acababa de nacer. La falta de
orientación confundió más, convirtiendo al lugar en no apto para que naciera la conciencia.
Absorta en la palidez
doliente de los perfiles, agudizó la escucha y el tacto, pero se esfumaron.
Todo parecía igual, aún así una metamorfosis construyó lo imposible para las
manos. Una muralla se levantó de la nada. Más adelante un laberinto en espera.
En la entrada un centinela custodiaba inquisidor, las opciones. Muchos caminos
no eran atracción para las ideas condicionadas de antemano. Hachada la
libertad, quedó raquítica y no pudo desarrollarse. Poco sol atravesaba la capa
de ozono y la visión no era clara. Cada vez más entorpecidos los caminos por
escollos, se torcieron los puntos cardinales. Nuevas señales en la cuadratura
terrestre, desorientaron aún más. No se podía saber dónde el norte o el oeste.
. . Un fundamentalismo se iba infiltrando, convirtiéndose en posibles nuevas
formas de poder. Crecían como pequeñas células y conformaron grupos que, al unirse, dominaban.
Cuando los pueblos se
distraen, van cayendo en una tela pegajosa que no los deja desplazarse como
quisieran. La astucia amontona en su tejido, a los que quiere que se vuelvan
ciegos.
¿Quienes les prestarán
los ojos? ¿Cuántas lentes dibujarán lo que ansían grabar en las mentes presas?
Llegados a esa
instancia, nadie distinguiría donde se sienta la autoridad, ni en qué momento
atiende.
El desorden se
desparrama como un frasco de aceite que se rompe. Untados los pies no
responden. Los pocos pensamientos propios que sobreviven, quieren desplazarse. A falta de pasos caminan
mentalmente por continentes lejanos persiguiendo otra curvatura de la rueda de
la vida y encuentran que desde el nuevo lugar imaginado, se distinguen los
rayos convergentes a un centro iluminador de la sabiduría necesaria. Las mentes
se abren como cascos de una fruta cítrica y escuchan enseñanzas: “Yo estoy en
vuestras mentes desde el no tiempo. He impreso en ustedes todo lo necesario.
Así el optar será un peldaño a subir que muestre una visión más completa de la
realidad. No sigan huyendo, busquen como detenerse y enfoquen la nueva
perspectiva. El sentido común puede orientarlos hacia el lugar apropiado y, un
nuevo estado de reflexión, los llevará a elegir
el mejor camino”.
Moni
Indiveri de Vega
2011
Autora:
Moni Indiveri de Vega
Colage Intervenido de José Antonio Vega
Rampone
Buenos Aires Argentina
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