El
pasado se comprime en un rayo de luz que descansa en la fotografía. Sentada
frente al reflejo escudriña cada detalle. La memoria dibuja y completa la
imagen. Se hace un lirio violeta que se abre a la verdad. Trasmuta lo real. Se
resiste a volver y perderse en la confusión de los recuerdos. Los dispone como
cartas de un mazo y los baraja. Saca de a una cada escena. Siente una alegría
inmensa al verse niña, haciendo gimnasia en la barra del patio. Su madre
regando las plantas cubiertas de flores y su mirada triste, que se filtra entre sus largas pestañas.
Nuevamente concentra la atención en la foto, reconoce su propia sonrisa y
decide quedarse con lo que ve.
texto: Moni Indiveri de Vega
fotografía: José Vega
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