La
culpa compite con la opacidad de la
piel. Todo intento acumulado en el fracaso.
Una noche cualquiera, decide guardar
las cenizas de cada cigarrillo. ¿Qué sería de sus pulmones si este era el
desecho? Crecía día a día la materia restante de los viajes del humo hacia
adentro.
El placer no alcanzaba a borrar la
bronca de saberse dependiente. Busca la caja llena de cenizas, va hacia el espejo, humedece su
rostro, para luego pegar las partículas grises, sobre la piel castigada. Lo
hace prolijamente, empujando con sus dedos hasta el borde del escote.
Se mira, el espanto no es suficiente
para expresar lo que siente. Lágrimas corren por el nefasto maquillaje. Va
hasta el escritorio, saca la cámara de fotos y, enfocándose a sí misma, aprieta
el disparador.
Cuando tiene la foto en su poder, la
pega en el ángulo derecho del espejo.
texto: Moni Indiveri de Vega
collage: "Danza con fuego" de José Vega"
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