Un
gesto delata el disgusto. No era su intención dejarlo escapar. Aún así ya no le
pertenece. Toma autonomía lo no dicho, deambula hasta habitar adonde se
introduce. Tierra fértil encuentra donde podría
reparar la paradoja, reconstruir lo bello. Una vez habitada, por
largo tiempo en ella, reposa. A su vez crece, llega a lugares adonde
puede desparramar su perfume. Se hace idea que busca salir del nuevo cuerpo que
habita. Fortalecido viste lo necesario para llegar a ser voz. Mueve al cuerpo en el aliento. En el rojo sin
abrir los labios, lo mastica para lanzarlo al vacío por esa boca que prefiere
escupirlo.
texto de: Moni Indiveri de Vega
fotografía de: Sergio Vega
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