es incapaz de
resistir
el resplandor de
los relámpagos
sol negro suspendido
entre el deseo y
la desesperanza
lo que se
despierte
no se volverá a
dormir
ni una grieta
interrumpe las sombras
cada vez se le
hace más alto el precio
se zambulle
a dónde
pertenece
deshidratada se
aleja
de lo que calma la sed
para torcer las
intenciones
y el miedo se
instala
en esa boca
de estrangulado
grito
la seduce coleccionar
corazones
quebrados
le crecen
afilados los colmillos
por la
alcantarilla se escapa
lo que queda
a veces le dan
fuerza las raíces
rizos nuevos
buscan
recuperar la
apariencia
otra forma
inefable de morir
alrededor no
crece
ni la mala
hierba
en un suspiro el
arrepentimiento
se extiende
de quien quizás
despertó el fuego
alas quemadas
no sacan brillo
las manos de
arena no pueden
aunque no
emerjan de la misma grieta
descubrir el
escondite
del animal
aceptar su
sombra en lo finito
que muta la
naturaleza de la roca
el rechinar de
los afilados dientes
no fue lo peor
una soga de
sábanas
la despierta
intenta sonreír
sin abrir los
labios
ni mostrar los
dientes
nadar en un
vientre acuoso
soledad de
madrugada
inevitable el
descenso
Poema final del primer capítulo del libro "Lo/Cura"
de Moni Indiveri de Vega
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