La
luz de sus ojos. . .
y esa
voz que remitía a cuentos y fantasías.
“.
. . y llegaste en pleno verano, hecha un
bollito de suave piel que se pegaba a la de tus padres, haciéndote una con
cada uno de ellos y todos los que tanto te amamos.
¡Qué
feliz nos hiciste desde el primer momento!
Cómo
creciste de rápido, con que seguridad y observación ibas aprendiendo a ser
libre de sostenes y mandatos.
Una
alegría avasalladora iba forjando tu hermosa y tierna personalidad. Nadie como
vos para reír y amar sin retazos. Exigente con vos misma buscabas dando amor a
raudales.
¡Cómo
te quiero amorosa nieta!
Qué
placer compartir cosas con vos. Muchas veces te miro y lo veo a tu papá, tan
parecidos físicamente como en lo alegres, sensibles y cariñosos.
Me
encanta perderme en la profundidad de tus ojitos, pequeños lagos de aguas
tranquilas. Esperamos mucho de vos, te han sido dado múltiples talentos. Pero
recuerda siempre que el tatita Dios quiere que seamos felices, muy felices. Que
amemos tanto como nos gusta que nos amen. Él siempre está a tu lado para
ayudarte a ser cada día mejor persona y acompañarte en los momentos
difíciles de la vida.
Sigue creciendo como lo haces hoy, es la mejor forma de encontrar la felicidad. . . “
Sigue creciendo como lo haces hoy, es la mejor forma de encontrar la felicidad. . . “
fotografía y poema de Moni Indiveri de Vega
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