viernes, 12 de febrero de 2016

FIN DEL LIBRO PUNTO CARDINAL





La potencia creadora de Dios, desplegada en seis jornadas (en las que los elementos que armonizaron el cosmos se  vieron subordinados al hombre, jerarquizado en la administración de los bienes terrenales, como el Señor de las cosas), culmina con el descanso. No hay reposo si no hubo trabajo. Este séptimo día simboliza la necesidad de recogernos sobre nosotros mismos, para entablar el diálogo que renueva todas las fuerzas y ordena las potencialidades donadas por el Creador.
               
                Siete fueron los días.
               
                Siete las direcciones del espacio. Las seis existentes más el centro. Formado por el 4 (espacialidad terrestre de lo situacional, de los límites externos naturales), y por el 3  (síntesis de lo espiritual)
               
                Siete son los pecados capitales.
               
                Siete las virtudes: 4 cardinales y 3 teologales, participadas a los hombres por Dios.
               
                Siete fueron las plagas de Egipto.
               
                Siete corresponde a la cruz tridimensional. Símbolo del dolor.

                Siete las últimas palabras de Jesús.
               
                Siete los dolores de la Virgen.
               
                Y exactamente igual, los matices del Cerro Siete Colores de Purmamarca (Jujuy).
                Con este número perfecto que tanto tiene que ver con “PUNTO CARDINAL”, concebido desde  lo Cósmico y lo Crístico, terminamos el recorrido imaginario de nuestro suelo.
                Nos hemos detenido en algunos rincones de su espacio territorial, con la mirada puesta en la belleza de la creación y en toda su potencia.
Lo poético habita la conciencia.
               
                Alabanza a la creación y vuelo de sentimientos que esperan  agazapados, a fin de poder manifestar el asombro que construye el ser argentino.
               
                De Norte a Sur, de Este a Oeste. Todo converge al centro, al origen. Al comienzo. Es el círculo de la vida que camina sobre la temporalidad. Es golpear la puerta de la Eternidad, para completar el goce iniciado. Es la partícula humana, indestructible, como un hueso duro, durísimo al que una parte del alma se mantiene unida desde la muerte a la resurrección.


7(siete): simbólicamente los números tienen un nexo interior con la cosa a la que se refieren. Por una relación mística entre lo contado y el número. Ya Aristóteles habló de la estructura cualitativa del número en contraposición al carácter amorfo de la unidad aritmética. Dic. de Símbolos de Juan Eduardo Cirrlot  ( Edic. Siruela)


la furia derramada
¿potencia en acción?
colores con vida propia
se recuestan en las laderas
corren por los valles
vuelan
toman formas caprichosas
pincel
de  la deidad creadora
perfección
la armonía
y mucho más



La complementariedad de los opuestos surge de cada gesto (intervención) del Creador. No hay luz si no es posible compararla con el ocaso de la noche. No hay paraíso sin infierno. Son las cuatro direcciones en que la vida se ejerce. Alteración del paraíso cuando transcurrimos la noche oscura del alma (San Juan de la Cruz).

                Es la libertad del hombre que en el error encuentra el camino. El aprendizaje de elegir lo que nos libera de ataduras y poder apreciar los colores de la Creación, tal cual fue diseñada. Montañas, picos, ríos, desiertos y la inmensidad del mar en el que confluyen todos los ríos de vida.

                Somos su creación, su desprendimiento que late en busca de lo eterno.

  
        El siete para los egipcios signo de vida eterna. Simboliza un ciclo completo, una perfección dinámica. Cada período lunar dura siete días y los cuatro períodos del ciclo lunar (7 por 4) cierra el ciclo.
               
                El número siete es característico del culto de Apolo; las ceremonias apolíneas se celebran el séptimo día del mes.
               
                En la China las fiestas populares tenían lugar un séptimo día.
               
                En innumerables tradiciones y leyendas griegas aparece el número siete: Las siete puertas de Tebas, los siete hijos y las siete hijas de Níobe; las siete cuerdas de la lira; las siete esferas etc.
               
                Las circumambulaciones de la Meca comprenden siete vueltas. Se encuentra expresado si se le  añade el centro  , en el hexagrama  (sello de Salomón).
               
                La semana comprende seis días activos más un día de descanso, representados  por el centro; el  hexagrama tiene seis ángulos, seis lados o seis brazos de estrella desempeñando el centro el papel del séptimo; las seis direcciones del espacio tienen un punto medio o central, que da el número siete. Simboliza la totalidad del espacio y la totalidad del tiempo.
               
                Asociando el número cuatro, que simboliza la tierra (con sus cuatro puntos cardinales) y el número tres, que simboliza el cielo, el siete representa la totalidad del universo en movimiento.
               
                El septenario resume también, la totalidad de la vida moral, adicionando a las tres virtudes teologales, fe, esperanza y caridad, las cuatro virtudes cardinales, prudencia, templanza, fortaleza  y justicia.
               
                Los siete colores del arco iris y las siete notas de la gama diatónica revelan el septenario como un regulador de las vibraciones, vibraciones que para muchas tradiciones primitivas constituyen la esencia de la materia.

                Hipócrates:  “El número siete, por sus virtudes escondidas, mantiene todas las cosas en el ser; dispensa vida y movimiento; influya hasta los seres celestiales.”
               
                “Creado que hubo el mundo en seis días. Dios descansó el séptimo e hizo de éste un día santo: el sabbat no es pues un reposo exterior a la creación, sino su coronación, su acabamiento en la perfección. Esto es lo que evoca la semana, duración de un cuarto lunar.
               
                En el Islam, especialmente en el  ismaelismo, lo sólido posee siete lados  ( las seis caras más su totalidad, que corresponde al sabbat). Todo lo que hay en el mundo es siete, porque cada cosa posee una  ipseidad y seis lados.
                “De Dios, corazón del  universo, escribe San Clemente de Alejandría, emanan las seis extensiones y las seis fases del tiempo: en eso está el secreto del número siete”; el retorno al centro, al principio, al acabar el desarrollo senario, completa el septenario.
               
                El número siete es casi universalmente el símbolo de una totalidad, pero de una totalidad en movimiento o en un dinamismo total. Es como tal. la clave del Apocalipsis ( 7 iglesias, 7 estrellas, 7 espíritus de Dios, 7 sellos, 7 espíritus de Dios, 7 sellos, 7 trompetas, 7 truenos, 7 cabezas, 7 plagas, 7 copas, 7 reyes. . . ).
               
                Los chinos relacionan las siete aberturas del cuerpo y las siete aberturas del corazón. La lámpara roja de las sociedades secretas chinas tiene siete brazos, como el candelabro de los hebreos.
               
                Algunos textos musulmanes citan los siete sentidos esotéricos del Corán respecto a los siete centros sutiles del hombre. Se recordará que el yoga conoce también siete centros sutiles (las seis chakra más el sahasrarapadma).

                Siete, número de los cielos, es también según Dante, el de las esferas planetarias, a las cuales los cátaros hacían corresponder las siete artes liberales.                                                                                                                                     

                Se ha señalado que el Buda naciente había medido el universo dando siete pasos en cada una de las cuatro direcciones. Cuatro de las etapas esenciales  de su experiencia liberadora corresponden a paradas de siete días, cada una bajo cuatro árboles diferentes.

                El número siete es frecuentemente empleado en la Biblia: por ejemplo: candelabro de siete brazos, siete espíritus reposando sobre la vara de José; siete cielos donde habitan los órdenes angélicos.

                Salomón construye el templo en siete años (1Re 6,38). No solamente el séptimo día, sino también el séptimo año es de reposo. Cada siete años los servidores son liberados y los deudores eximidos. Siete se utiliza 77 veces en el Antiguo Testamento.
               
                Siete implica sin embargo una ansiedad por el hecho de que implica el paso de lo conocido a lo desconocido; un ciclo se ha completado, ¿cuál será el siguiente?
               
                Cifra sagrado entre los sumerios, es el hijo predilecto de la aritmología bíblica. Por corresponder al número de los planetas, caracteriza siempre la perfección o la divinidad.

                La semana tiene siete días en recuerdo de la duración de la creación (Gén 2,2s). Si la fiesta pascual de los panes sin levadura comprende siete días (Ex 12,15) es seguramente porque el éxodo es visto como una nueva creación, la creación salvadora.              

                Por esta razón siete es también la cifra de Satán, que se esfuerza por copiar a Dios. Así la bestia infernal del Apocalipsis (13,1) tiene siete cabezas.

                El siete simboliza el acabamiento del mundo y la plenitud de los tiempos. Según san Agustín, mide el tiempo de la historia, el tiempo del peregrinar terreno del hombre. Agustín habla también de la pesca milagrosa que representa el fin del mundo.
               
                Cristo está acompañado de siete discípulos y por eso mismo inaugura el fin de los tiempos.
                En fin, el seis designa una  parte, pues el trabajo está en la parte, sólo el descanso significa el todo, pues designa la perfección.

                En el Talmud, los hebreos veían también en el número siete el símbolo de la totalidad humana. Macho y hembra a la vez; y esto por adición de cuatro y de tres: en efecto, Adán, en las horas de su primer día, recibe el alma que le da completamente existencia en la hora cuatro; es la hora siete cuando recibe a su compañera, es decir cuando se desdobla en Adán y Eva.
                El siete es además una cifra sagrada para los mayas y los incas. En Africa. Entre los turcos-mongoles, el siete es una cifra cósmica sagrada.
La fisiología mística, tan característica del sufismo iranio, se funda igualmente en el septenario.
               
                Autores tales como Semañani distinguen siete órganos (o envolturas)  sutiles, “que son cada una la tipificación de un profeta en el microcosmos humano...”
                El primero  se designa como el órgano corporal sutil: se designa como el Adán de tu ser.

                El segundo corresponde el alma: el Noé de tu ser.

                El tercero es el del corazón: el Abraham de tu ser.

                El cuarto órgano sutil se refiere al centro, el secreto, el umbral de la supraconciencia. . . es el Moisés de tu ser.

                El quinto órgano sutil es el Espíritu. . .  es el David de tu ser

                El sexto es el Jesús de tu ser.
El séptimo es el Mohamed de tu ser (corl. 238s).


Diccionario de los símbolos de Jean Chevalier  y Alain Gheerbrant (Ed. Herder)





God’s creative power, unfolded in six days (in which the harmonizing elements of the cosmos were subordinated to men, hierarchically arranged in the worldly goods as the Lord of things) ends with the rest. There is no repose if there has not been work. This seventh day symbolizes the need of secluding oneself, in order to start the dialogue, which renews all the forces and reestablishes the potentials donated by the Creator.

Seven were the days.

Seven the directions in space. The six existent and the centre. Formed by the 4 (symbol of the earthly space and the worldly goods) and the 3 (synthesis of the spiritual life).

Seven are the Capital Sins.

Seven the virtues: 4 cardinal and 3 theologal, shared by God with men.

Seven were the Plagues of Egypt.

Seven belongs to the three-dimensional cross. Symbol of pain.

Seven the last words of Jesus.

Seven the sorrows of the Blessed Virgin.

And exactly the same, are the hues of the Seven Colors Mountain in Purmamarca (Jujuy).

With this perfect number, so much related with “Cardinal Point”, conceived from the Cosmic and the Christian point of view, we finish our imaginary journey through our land.
We stopped at some of the many corners of our territory, looking after the beauty of creation. Poetry inhabits the conscience.

Praise to the creation, flight of feelings waiting to express the wonder of the argentine being.

From North to South, from East to West. Everything converges to the centre, to the origin. In the beginning. The circle of life walking through temporality, knocking the door of Eternity, to complete the started joy. Human particle, indestructible, like a hard bone, so hard, to which a part of the soul remains united, from death to resurrection.

7 (seven): numbers have, symbolically, an internal nexus to the thing, to which they refer, because of a mystical relationship between what is told and the number. Aristotle referred to the qualitative structure of the number in confrontation to the formless character of the arithmetical unit.
Dictionary of Symbols Eduardo Cirrlot (Ed. Siruela)




spilled fury
power in action?

colors with own life

lay down on the hills
run through the valleys
fly
take capricious shapes

paint brush
of the creative deity
perfection
the harmony
and much else


The complementarity of the opposites emerges from each of the Creator’s gesture (intervention). There is no light if we can not compare it to the darkness of the night. There is no paradise without hell. Four are the directions in which life is being done. Alteration of the paradise when we go through the dark night of the soul (Saint John of the Cross).

Freedom of men, who find their way through mistaking. Apprenticeship of choosing what makes us free and able to appreciate the colors of Creation, just as it has been designed. Mountains, summits, rivers, deserts and the immensity of the sea, where all the rivers of life converge.

We are his creation, his beating detachment in search of eternity.


Number seven is sign of eternal life for the Egyptians. It symbolizes a complete cycle, a dynamic perfection. Each period of the moon lasts seven days and the four periods (7x4) of the moon’s cycle closes the circle.

Number seven is distinctive for the Appolo’s cult; the appolonian rituals are celebrated on the seventh day of the month.

The popular celebrations in China took place on a seventh day.

Number seven appears in many Greek traditions and legends: the seven doors of Thebes, the seven boys and seven girls of Niobe; the seven strings of the lyre; the seven spheres etc.

The rite of circumambulation in Mecca begins walking around the Ka'ba seven times. The seven appears in the hexagram (Solomon’s seal) if we include the centre.

The week has six working days and one resting day, represented by the center; the hexagram has six angles, six sides or arms of the star, being the number seven the center; the six directions in space have a center or central point represented by this number. It symbolizes the totality of space and time.

Relating number four, symbol of the earth (with its four cardinal points) and number three, symbol of heaven, the seven represents the totality of the moving universe.

The septenary resumes also the totality of the moral life, adding to the three theologal virtues (faith, hope and charity), the four cardinal virtues (prudence, temperance, fortitude or courage and justice).

The seven colors of the rainbow and the seven notes of the diatonic scale reveal the septenary as a vibrations regulator, vibrations that constitute the essence of  the matter for many traditions.

Hypocrates: “Because of its hidden virtues, the number seven keeps the being of all things; dispenses life and movement; has influence even on celestial beings”

“God himself created the visible world in all its richness, diversity and order, in six days of divine 'work', concluded by the 'rest' of the seventh day. By the seventh day God had finished his work; so on the seventh day he rested. And God blessed the seventh day and made it holy, because he rested from all the work of creating.”
Then the Sabbath is not a rest outside of creation but its perfect culmination. This is evoked by the week, lasting a moon’s quarter.

In the Islam, specially in the Ismaelism, the solid has seven sides (six faces and the Sabbath, which is the seven).
Everything in the world means seven, because each thing possesses a selfhood and six sides.

Saint Clement of Alexandria writes: “from God, heart of the universe, arise the six extensions, the six phases of time, this is the secret of number seven.” The return to the center, to the beginning, completes the septenary.

Number seven is, universally, the symbol of the totality, a moving totality or a total dynamism. It is the key for the Apocalypse (7 churches, 7 stars, 7 spirits of God, 7 seals, 7 trumpets, 7 thunders, 7 heads, 7 plagues, 7 cups, 7 kings…)

Chinese relate the seven openings of the body with the seven openings of the heart. The red lamp of Chinese secret societies has seven arms, such as the Hebrew candelabrum.

Some Muslim scripts refer to the seven esoteric senses of the Koran in relation to the seven subtle centers of men. There are also seven subtle centers in Yoga (six chakras and the last one, called sahasrarapadma).

Seven, number of the heaven, is also the number of the planetary spheres, according to Dante, and of the seven free arts, according to the Cathars.

The young Buddha measured the universe making seven steps in each one of the four directions. Four of the essential periods of his liberating experience,
lasted seven days. Each one under different trees.

Number seven is frequently used in the Bible: candelabrum of seven arms, seven spirits of God, seven are the heavens inhabited by the orders of the angelical hierarchy.

Solomon builds the temple in seven years. Not only the seventh day is to rest, also the seventh year. Every seven years the servants are liberated and the indebted are exonerated. Seven is used 77 times in the Old Testament.

Seven means the step from the known to the unknown and within comes a state of anxiety for knowing what will happen; a cycle has finished, which will be the next?

Sacred cipher for the Sumerians, the favorite child of the Bibel’s aritmology. Because the seven belongs to the number of the planets, it represents the perfection and divinity.

The week has seven days evoking the duration of the creation (Gen 2,25). If the Christian Feast Of Unleavened Bread lasts seven days (Ex 12,15), it is because the exodus means a new creation, a saving creation.

This is why the number seven is also the cipher of Satan, who tries to imitate God. The infernal beast of the Apocalypse (13,1) has seven heads.

Seven symbolizes the finishing of the world and the completeness of the time. According to Saint Augustine, the seven measures the time of history, the time of the earthly peregrination of men. Augustine refers also to the miraculous fishing representing the end of the world.

Jesus Christ is accompanied by seven disciples and that is why he opens the end of the times. Six represents a portion, the portion of the work. Only the rest means wholeness, because it represents the perfection.

In the Talmud, the Hebrews also saw number seven as the symbol for the human totality. Male and female at the same time; and this trough the action of the four and the three: in fact, Adam receives the soul, that gives him complete existence, in the fourth hour; then he receives his companion in the seventh hour, this means that he splits into Adam and Eve.
The seven is also a sacred cipher for the Mayas and the Incas. In Africa, the seven is a cosmic cipher for the Mongolians. The mystical physiology  of the Sufis is also founded on the septenary.

Authors, like Semañani, describe seven subtle organs or covers, each one belonging to the typification of a prophet in the human microcosm.

The first one is the subtle corporal organ, called the Adam of your being.

The second one belongs to the soul, called the Noah of your being.

The third one belongs to the heart, called the Abraham of your being.

The fourth subtle organ belongs to the centre, the secret, the threshold of the supra-conscience… it is the Moses of your being.

The fifth subtle organ is the Spirit… it is the David of your being.

The sixth is the Jesus of your being.

The seventh is the Mohamed of your being (corl.2385).

Dictionary of Symbols Jean Chevalier and Alain Gheerbrant (Ed. Herder)



Este    East

Palermo, City of Buenos Aires
Florida Station
Riachuelo, City of Buenos Aires
La Boca, City of Buenos Aires
Proa Museum, La Boca, City of Buenos Aires
Mercedes, Buenos Aires
Florida, Buenos Aires
Tomás Jofré, Buenos Aires
Florida, Buenos Aires
Mar del Plata, Buenos Aires
Mercedes, Buenos Aires
Tomás Jofré, Buenos Aires
Rose Garden Palermo, City of Buenos Aires
Cariló, Buenos Aires


Oeste   West

Penitentes, Mendoza
Potrerillos Dam, Mendoza
Penitentes, Mendoza
Terrada Street, Luján de Cuyo, Mendoza
Luján de Cuyo, Mendoza
Penitentes, Mendoza
Lunlunta, Maipú, Mendoza
Rose Garden Parque San Martin, Mendoza
San Javier Traslasierra, Córdoba
La Cumbrecita, Córdoba
San Javier Traslasierra, Córdoba



Sur   South

Onelli Bay, Santa Cruz
Perito Moreno Glacier, Santa Cruz
Seven Lakes Road, Neuquén
Manzano Bay, La Angostura, Neuquén
Quila Quina, Neuquén
Quechu Quina, Neuquén
Seven Lakes Road, Neuquén
Meliquina, Neuquén
Córdoba Pass, Neuquén
Seven Lakes Road, Neuquén
La Angostura, Neuquén
Quechu Quina, Neuquén
La Angostura, Neuquén
Manzano Bay, La Angostura, Neuquén
Quila Quina, Neuquén
Villa Traful, Neuquén
Quechu Quina, Neuquén
Onelli Glaciar, Santa Cruz
Fagnano Lake, Tierra del Fuego
Martial Glaciar, Tierra del Fuego
Ushuaia, Tierra del Fuego
Fagnano Lake, Tierra del Fuego
Ushuaia, Tierra del Fuego


Norte   North

Catamarca
Molinos, Salta
Cafayate, Salta
Catamarca
Cuesta del Portezuelo, Catamarca
Tucumán Jungle, Tucumán
Reserva Indios Quilmes, Tucumán
Route 7 to Cachi, Salta
Calchaquíes Valleys, Jujuy
Humahuaca, Jujuy
Purmamarca, Jujuy


fin del libro PUNTO CARDINAL  de
Moni Indiveri de Vega y José Vega
Editorial Nuevohacer
Grupo Editor Latinoamericano

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