miércoles, 6 de noviembre de 2013

La Magnificiencia





la magnificencia
flota en el borde
no se pesca  

solo está
no contesta preguntas

es tan ligera
como la oración del místico
tan suave como
las patas de una araña

no hay jaula que la contenga
ni barrotes en su avance

recoge todas las virtudes

en ella el tedio
no tiene cabida

                                   Moni Indiveri de Vega
Fotografía de José Vega
Potrerillos - Mendoza - Rca. Argentina

martes, 5 de noviembre de 2013

Amanece cayendo


amanece cayendo
su lastimada condición
más y más abismo 

la negrura toma forma   

imposible manejar el cuerpo
menos aún la voluntad

se distancia y no logra vislumbrar        

encarcelada
no encuentra el rumbo de lo cotidiano

cada vez se le hace más alto el precio

Moni Indiveri de Vega
Poema del Primer Capítulo del libro "Lo/cura"


Opuesto de la luz

opuesto de la luz                                                                                                                         
el punto de ruptura

una fuerza de disolución desboca el magma 
la regresión la absorbe

se desliza con velocidad a lo caótico
a ese gelatinoso sentir

rostros de papel la esconden
ellos obedecen la ley de gravedad
uno a uno         caen
                       
se hacen posibles nuevas formas

nacida dos veces
es incapaz de resistir
el resplandor de los relámpagos

Moni Indiveri de Vega
Poema del  Primer Capítulo del libro "Lo/cura"

El grito


hasta los nudillos desaparecen
en el borde de los labios
ella quiere obstruir
la salida
cosiendo globos
pompas de jabón
habitadas por retazos
del cuerpo

las falanges
dan nueva forma
a esa boca
de estrangulado grito


Moni Indiveri de Vega
Poema del primer capítulo del libro "Lo/Cura"

lunes, 4 de noviembre de 2013



Presentación del libro
“Lo/cura” de Moni Indiveri de Vega


V Jornadas Diálogos: Literatura, Estética y Teología, 2013
Facultad de Filosofía y Letras - UCA


Este documento está disponible en la Biblioteca Digital de la Universidad Católica Argentina, repositorio institucional desarrollado por la Biblioteca Central “San Benito Abad”. Su objetivo es difundir y preservar la producción intelectual de la Institución.
La Biblioteca posee la autorización del autor para su divulgación en línea.
Cómo citar el documento: Salvo, Adrián. “Presentación del libro “Lo/cura” de Moni Indiveri de Vega” [en línea]. Jornadas Diálogos : Literatura,
Estética y Teología. La libertad del Espíritu, V, 17-19 septiembre 2013. Universidad Católica Argentina. Facultad de
Filosofía y Letras, Buenos Aires. Disponible en:
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ponencias/presentacion-libro-locura-indiveri.pdf [Fecha de consulta: ….]





JORNADAS DE LITERATURA, ESTÉTICA Y TEOLOGÍA
Presentación del libro Lo/cura de MONI INDIVERI DE VEGA
ADRIÁN SALVO


Puesto a elegir el punto de vista desde el cual presentar la obra poética de Moni
Vega, “Lo/cura”,1 se me ocurre el más oportuno el de simple lector que transmite sus
impresiones más allá de toda pretensión erudita.
En este sentido, habría de comenzar apuntando que el primer acercamiento a la obra
de Moni no me produjo precisamente deleite. Una noche como otras, acabada la jornada de
trabajo habitual, me dispuse a la lectura del texto y desde el comienzo sentí una especie de
trompazo demoledor en pleno rostro, como quería Roberto Artl quien, apelando a una
metáfora del boxeo, pretendía que su literatura funcionara como un “upper cut en la
mandíbula” del lector.
Con esto pretendo aludir a que la poesía espiritual o mística de Moni no recurre a
cierta tendencia de la poesía religiosa que busca conmover apelando a golpes de efecto
sentimentales. Su primer efecto es más bien deconstruirnos, descolocarnos, sacarnos
brutalmente de nuestra zona de confort.
Y, entonces, mi primera impresión fue: “Ah, esto va en serio”.
Creo que mi sorpresa se debe a lo difícil que parece el surgimiento de poesía
verdaderamente religiosa en el contexto de la post-modernidad. Pareciera necesario el
advenimiento de un lenguaje nuevo, de categorías distintas, que no pueden brotar de
consideraciones intelectuales o de elaboraciones técnicas, sino sólo de la irrupción del
Espíritu que “sopla donde quiere”. Y que muchas veces nos agarra desprevenidos (como
me pasó a mí).
Pero el Espíritu del viento arrollador es el mismo de la brisa suave, el Paráclito que
brinda la paraclesis. Y el primer consuelo que tuve como lector fue la sensación de estar
leyendo poesía religiosa y cristiana en mis categorías culturales, es decir, en las categorías que me son propias y afines. Como a muchos creyentes, me ha sido dado el ser conmovido por la lectura de autores de distintos tiempos y latitudes. Pero, en mi caso al menos, no lo ha sido así por respecto a la lectura de autores contemporáneos. Y creo que siempre existe la tentación de quedarse estudiando y comentando a los ya consagrados. Frente a esta tendencia nos advierte Rahner en forma desafiante: “sólo es capaz de conservar su pasado, quien sale a conquistar su futuro”.
Ahora bien, ¿en qué me fundamento para hacer estas afirmaciones? ¿Por qué pensar qué Moni logra expresarse místicamente en un contexto post-moderno?
Recurro, entonces, al texto nietzscheano que ella misma antepone a la apertura de su
obra. El famoso texto en que Nietzsche nos presenta justamente al “tolle Mensch”, al hombre loco, que expresa la “Tollheit” o locura que se deriva de “la muerte de Dios”. Esta profecía anticipa la post-modernidad que advendrá siglos más tarde. Como advierte el mismo loco: “Vengo demasiado pronto, mi hora aún no ha llegado”. Es la locura que se deriva de la segunda y tal vez (?) definitiva “Entmythologisierung” o desmitologización. La locura del racionalismo moderno parece haber arrancado al mundo de su fundamento espiritual, mundo que queda sin referencias, abandonado a un errar sin sentido. Ya no hay más un arriba y un abajo: “Gibt es noch ein Oben und ein Unten?”, nos pregunta el loco del texto nietzscheano.
Y, sí, podemos darle toda la razón en afirmar que hoy no tiene sentido ubicar un
cielo o un infierno en lugares físicos. La teología cristiana ya hace rato ha
descosmologizado los lugares últimos, escatológicos.
Entonces, ¿dónde ubicar un supramundo, un submundo, un trasmundo o ultramundo? ¿Dónde ubicar esos lugares reclamados por el espíritu humano que no cesa de lanzarse a la aventura de encontrar un destino proporcionado a sus aspiraciones?
Nietzsche nos hace conscientes de que ya no podemos retroceder un paso hacia atrás en busca de un mundo que ha sido definitivamente desdivinizado, pero nos advierte también que un paso hacia adelante nos espera el abismo. ¿Hacia dónde ir, entonces?
Moni recoge el guante que echa Nietzsche y se lanza a buscar esos lugares últimos en lo sencillo y tremendo de la cotidianeidad, de una cotidianidad vivida tan intensamente que “enloquece”, pues se vuelve a un tiempo “tremens et fascinans”, como decía Rudolf Otto respecto del misterio. En lo intramundano de la cotidianeidad confronta con la locura en búsqueda de una salida trascendente: “sólo podemos crecer en la noche atravesándola” (p.76).
Ahora bien, su proceso es peculiar, pues se produce de manera distinta y opuesta a lo que nos tiene acostumbrados la tradición de anábasis/catábasis, en que los movimientos opuestos se suceden alternativamente y en que primero se desciende para luego ascender.
Es que las peregrinaciones tradicionales descienden a un inframundo físico, para luego ascender a un trasmundo o mundo transfigurado por la experiencia. Ella, en cambio, en un solo movimiento “amanece cayendo”, según lo expresa un sorprendente oxímoron que sólo es posible en un contexto post-moderno: “amanece cayendo su lastimada condición más y más abismo” (p. 24). Y es en ese mismo proceso en que enfrenta la necesidad de abandonarse a la locura misma: “por debajo la ceguera vislumbra la distancia la ambigüedad confunde ¿entregarse es la locura?” (p. 74).
Parece necesaria a esta altura una reflexión sobre la locura desde el punto de vista psicológico. Durante siglos la locura se consideró como pensamiento disgregado, caótico, sin lógica interna ni valor alguno. Entre fines del s. XIX y principios del XX, la psicología profunda desencadenó un giro copernicano: la palabra que expresa la locura no sólo se ha vuelto legítima, sino que constituye un verdadero lenguaje, un idioma propio, sujeto a reglas específicas, singulares, que exceden la órbita de lo tangible, lo racional y lo evidente porque surgen de eso que no sabemos de nosotros mismos, de lo inconsciente.
La curación no se encuentra, por tanto, en el rechazo y represión de la locura. Sólo se la puede redimir en la medida en que se la asume y se la trata de entender y elaborar.
Como dice San Ireneo, “lo que no se asume no se redime”. Y creo que la originalidad más grande de la obra de Moni es insertarse en el corazón del mundo moderno asumiendo su locura, para, desde allí, ncontrar a Dios.

Mucho de la psicología profunda forma hoy parte del acervo de la sabiduría popular. Dice un grafitti en una pared cualquiera de la ciudad de Buenos Aires: “No reprimas tus locuras, te vas a volver loco”.
Pienso que ese mismo es el mensaje de Moni. Y pienso que se lo dice a Nietzsche y nos lo dice a nosotros. Nuestras locuras parciales ofrecen caminos para sortear la Locura.
Animarnos a transitarlas es un modo de evitar la gran fractura de la psiquis. Las locuras parciales también son portadoras de verdad. Y no hay camino hacia la verdad más propia, única, intransferible que pueda soslayarlas. La Lo/cura es un lenguaje que esconde un grito de salvación en coordenadas desconocidas, fragmentadas, que sólo pueden articularse a través de una escucha distinta, humilde, amigable. Es el lenguaje de los desesperados, de los que no se ajustan a las estructuras de este mundo, de los que no encajan en la propia historia.
Moni se decide a recorrer todos los entresijos de las propias contradicciones para gritar desde ese lugar, entre la luz y la sombra, que anhela redención para lo más humano que anida en cada uno de nosotros, eso que escapa a todo sistema ordenador del mundo, eso que habita entre la Nada y Dios.
Es entonces que la cotidianeidad puede volverse amenazadora. Las inofensivas sábanas cuya suavidad y tibieza acompañan habitualmente nuestro despertar, se transforman en sogas que nos ahorcan en aquellas épocas terribles de nuestra vida en que abrir los ojos es volver a enfrentar la muerte (“un sudor le hace brillar las mejillas un latido le revoluciona el pecho cuando una soga de sábanas la despierta” p. 50). Eso que se entiende sólo cuando se ha transitado tal experiencia límite o se ha acompañado empáticamente a otros que han pasado por ahí.
La autora emprende una aventura espiritual que arrasa con su realidad psíquica y física (“en lo indefinido nace su metamorfosis y el miedo se instala” p. 24), poniendo todo patas para arriba hasta dejar que se instaure un orden nuevo. Hay que tener mucho valor para aceptar ese abandono de seguridades, ese nivel de desorganización psicofísica. Pero no busca escapar fugando a través de una ayuda alienante: “siente que algo la persigue a veces le dan fuerza las raíces” (p. 34).

Si bien la psicología nos ayuda a entender la dinámica de la locura, la razón de la sin-razón, ella no se puede arrogar la pretensión de “explicarla”. Es por eso que ninguna psicología puede controlar el proceso de la cura, sino a precio de domesticar la conducta humana.
Hay una instancia que excede a toda ciencia, incluso a la psicología. Vienen a la memoria los versos de Walt Whitman: “¡Mirad! La ciencia imponente de vista penetrante, contempla lo moderno como desde una alta cumbre, decretando sucesivos mandatos absolutos. Pero ¡mirad de nuevo! El alma está por encima de toda ciencia…”.
Justamente el miedo a la Locura hace que muchas vidas sientan la tentación de regirse sólo por lo normativizado, lo que se piensa, se dice, se hace…Ese afán de normativizar es tal vez la promesa de salvación que, en distintos envases, ha venido ofreciendo la racionalidad técnica del mundo moderno.
El alma “liberada por la locura” más que huir del mundo, anhela conectar con él en forma directa y sin defensas para apresar su significado trascendente: “aprender desprendiéndose desnudarse los pies para sentir el latido de la tierra su contextura” (p. 96); “anhelo rebanar una pequeña lámina del planeta saborearla sin condimentos rozarla con la punta de la lengua y recordar” (p. 15).
Moni nos desafía a asumir la singularidad de nuestra existencia. El camino que ella nos muestra atraviesa un proceso dialéctico de dolor/alegría, duda/certeza, luz/tinieblas, inquietud/calma… Haciendo eco de la Belleza, nos invita a afrontar los desequilibrios como hitos necesarios en la búsqueda de la propia síntesis.
Sólo entonces es posible la salida, el “ascenso”, una vez que la persona alcanzó su integridad singular y se ha liberado del mundo como “manicomio” para habitarlo como lugar de salvación: “puedo volar hasta donde no conozco no habito ya entre paredes blancas” (p. 116).

1 MONI INDIVERI DE VEGA, Lo/cura, Nuevo Hacer. Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires, 2013. Las

referencias a la obra se dan colocando entre paréntesis (p. seguido del número de página).

Una opinión para reflexionar

Querer ser padres o madres, más allá de lo posible. Estamos llamados a complementarnos en todas y cada una de nuestras  particularidades,    . . . varón y mujer los creó. . .    dice la tradición de lo humano. Más allá de los imperios o culturas arcaicas de las que nos sentimos  descendientes.¿Cómo averiguar qué quieren los por nacer, en este ensayo de  familia que pide pista para aterrizar? Pueden tener partes de “buenas intenciones”, pero no alcanza. Hay que dar respuesta a todas las preguntas que están esperando para ser hechas. Especialmente de parte de los que todavía, no pudieron opinar, han nacido, acaso?

Moni Indiveri de Vega

Metamorfosis temprana


Metamorfosis temprana                        


inexplicable y cruel
síndrome de muerte súbita

partir apenas nacido
sin sentir cada palabra
susurrada en el abrazo

detenida en la pelusa suave  
los laberintos oscuros
sin  haber alcanzado el reposo
en las láminas rojas y húmedas
del propio corazón

sin volar
ni ser pájaro de alas transparentes
que ayuden a pensar

ahuyenta lo que busca lugar donde alojarse

un sentimiento arruga
lo que debía permanecer liso

igual le pasa a la conciencia
cuando muere casi antes
de nacer

He estado siempre
al borde de tu perfil

camino contigo desde el origen

no indagues
lo que pasará después
del otro lado

aquieta tus interrogantes
no son ellos los que calmarán tu sed

reconócete vivo antes de partir

goza cada momento  
en el uso de cada uno de los sentidos

y mientras esperas
sé feliz

¿qué es morir?

_ una barca que desaparece
en la confluencia de las aguas
hasta negársete a los ojos

no es que ella no exista
sólo          no la ves_

estaba Yo allí

rayos concéntricos
de un círculo que se disfuma
al infinito que lo circunda


                                                                          Moni Indiveri de Vega
Fotografía de José Vega
La Angostura - Neuquén - Rca. Argentina