domingo, 5 de enero de 2014




                                                             “ . . . “yo hago nuevas todas las cosas…”
                                                                                           Apocalipsis 21, 1-2


sentirme recubierta por el barro
cuando incliné toda mi humanidad
para reconocer
de qué fui hecha

espejada
proclive a mancharme
aspiré el olor      reconociéndolo

mis enlutadas uñas
rasparon
pero nada era diferente

logré estar de pie

el universo era una carcajada
de cada una
y todas las especies
menos la propia

invoqué a su promesa
una nueva Jerusalém
embellecida como novia
y supe esperar
el mar que me lavara
sabiendo que la ira
dura un instante
pero el perdón cubre toda la Tierra



 Prólogo personal del libro "El Pez Muere Dorado"
Moni Indiveri de Vega 








sábado, 4 de enero de 2014







       tapa del libro  "EL PEZ MUERE DORADO"
autora             MONI INDIVERI DE VEGA
pintura usada para la tapa de         JOSÉ ANTONIO VEGA


A partir de mañana subiré al blog, textos de este libro.

El Pez Muere Dorado


Moni Indiveri de Vega

PREFACIOS

                        
BH

Moni Vega, en su libro “El pez muere dorado”, -expresión estética de le ética del reconocernos tan humanos como en imagen y semejanza, expresión de lo divino-, nos propone, en poesía, un recorrido por el sentido de la vida.
Génesis, origen del que venimos para preguntarnos hacia dónde vamos, en la pausa de eternidades del presente donde habitamos.

Dice en su verso “…sentirme recubierta por el barro, cuando incliné
toda mi humanidad para reconocer de qué fui hecha

De la prosa de los días, entre la llegada y la partida, se encuentra en la profunda sabiduría de la autora, una sensibilidad que es tan terrenal como divina.
Está inspirada, como todo artista, por un D-s que nos habita, revelando en la letra que compone música sin melodía.
Así, puede ser escuchada sólo por quienes saben ver un cielo en un par de ojos, y alas en los brazos de los abrazos; con el que todos somos recibidos por quien es Padre, cuya misericordia será plena en la reunión en familia de sus hijos.

Escribe Moni, con profunda sensibilidad en lo mesiánico “…la humanidad en sus brazos, un estruendo la tierra…”

Así, su inspirada composición nos permite ver en la oscuridad, haciendo en su talento, de la noche, día; para abrir los ojos a lo nuevo, que revelado, reconocemos que ya estaba entre nosotros.

Escribe “ahora vemos a través de este vidrio oscuro”.

Y es allí, donde el titulo manifiesta su sentido.
El lenguaje críptico deja de ser cifrado y nos muestra el código
poético. Aquí, es donde “el pez muere dorado”, aportando, casi en su final, el oro de su principio; que no fenece, sino que aparece luminoso “aún en ascenso”; mientras, quienes lo observamos, vemos unir con su vuelo las aguas de abajo, donde tuvo vida, a las nuevas aguas, que están en el cielo como lluvia en gotas renacidas.

Moni Vega comparte en su arte la fórmula secreta de “la alquimia, el dorado trono, lluvia de ángeles, música nunca escuchada, donde ya no habrá noche, ni la mentira tendrá ningún rincón donde esconderse”, todo será verdad, la luz, la paz; y será la sal de la vida.

Belleza que aporta la poesía, cuando ya “en el principio” anticipa “la caída”; y anunciando un “exilio” del que retornaremos, haciendo en lo que somos “la humanidad”, que aún nos debemos. Reconociendo el “descenso” en el error de habernos equivocado, al alejarnos de la fuente de vida a la que retornaremos en el diálogo, oración que es encuentro. Así, nos elevamos en cuerpo y alma en un “ascenso”, inspirados por el sentido revelado del profundo significado; que,  ahora sabiendo: “el pez muere dorado”, comprendemos que la poesía no ha terminado, su lectura es sólo un comienzo.

Resurrección de la fórmula dorada, que olvidada en el barro de la tierra, recuperada en la conciencia -que es nuestro cielo-, nos permite descubrir, una vez más, en su ofrenda hecha poesía, que el misterio nunca ha muerto.

Rabino Sergio Bergman







Si algo ha de decirse antes de que la poesía (se) diga, parece mejor que tenga una tonalidad de eco, que sea un decir que se acompasa a un ritmo, se empareja a una cadencia, se dispone a un camino y comienza a dejar  de hablar para que los encuentros entre el pez que muere dorado y las navegaciones de muchas y de muchos sucedan.

            Las palabras, las frases y las tramas de este libro, pienso, tienen textura buscadora. No han quedado fijas al escribirse. Se siguen moviendo. Bailan e invitan a hacerlo. Sugieren. Exploran. Contagian a hacer esto y aquello.
            La poesía regresa a la casa de simbólicas judías y cristianas, como descubriendo que allí hay mucho espacio; que el Génesis y el Apocalipsis, y el Evangelista de la Palabra hecha carne no han hablado como quien ya ha dicho lo que tenía que decir, sino como quienes se saben habitados por un mensaje cuyo texto incluye a quienes quieran ser sus destinatarios. Las nuevas incursiones en el principio, el exilio, la humanidad, el descenso, el ascenso, la muerte dorada del pez se suman como estrofas al flujo de un inmenso caudal de expediciones inaugurales, insistentes, cuestionadoras o fascinadas a este territorio peregrino.

            La trama  poética desea silencio pero no callar, desvestirse pero no perder, desembarazarse de palabras pero no enmudecer. Nombra mujeres que le han dado nombre, con ese reconocimiento que sólo puede dar el dilatarlas con un verso que las prolonga. Nombra al que No tiene Nombre con un abanico de colores, testigos, experiencias, vínculos, plegarias, riesgos y apuestas.

            En el principio no sólo hay comienzos. También: Largos viajes. Esperanza de compañeras y compañeros. Huellas. Marchas inéditas inventadas en el mismo momento en que los caminos se transitan. Trayectorias que duran el tiempo que tardan en recorrerse pero que no por eso han dejado de crear. Inauguraciones a partir de casi cualquier “antes”. Y todos los senderos que con la poesía estarán en el trance de advenir. “Saldrá el arco en las nubes . . . Señal de la alianza que hago con todo lo que vive en la tierra” (Gn 9, 16-17)


                                                                                              Pbro Dr. Marcelo González
                                         



viernes, 3 de enero de 2014

la soledad absoluta




                 El lugar no era como creía. Desorientado buscaba las lenguas de fuego. Todo lo contrario. El frío dominante inmovilizaba. Ni una mueca en los rostros.  Ningún cartel con indicaciones. Tampoco nadie abría la puerta. ¿Era infierno la soledad absoluta?
 (composición digital) de:           José  Vega
                                                      texto de:                  Moni Indiveri de Vega

arte familiar


       Composición digitatal (collage y fotografía) de:          José Vega


                Quiero comenzar este nuevo año, presentando a José Antonio Vega (conocido más por Pepe) como integrante especial del blog de mi pertenencia. Un "sueño de 50 años, se hace realidad en el día a día"
                Es una gran felicidad la vida familiar del día a día. No sólo nos ha dado tanto, sino que fue un espacio propicio para desarrollar la creatividad y el arte que disfrutamos, donde el com-partir se tradujo no sólo en un diálogo fluido, sino también en ayudarnos unos a otros a descubrirnos las capacidades propios y comunitarias. 
               Junto a nuestros cuatro hijos, Sergio, Euge, Gus y Sebas, crecer ha sido por sobre todas las cosas enriquecedor, pero también divertido. Los seis juntos le hemos dado a la convivencia un algo muy especial que nos llena de felicidad.
                Es por ello que verán que muchas fotografías, pinturas, artesanías, textos, pertenecen a algunos de nosotros, mi yerno, mis nueras o mis nietos.  Agradecida
                                                                                                   
                                                                                                         Moni Indiveri de Vega


miércoles, 1 de enero de 2014

elijamos juntos, el mejor camino. . .

La hora del estupor ardía como un faro y despertó una voz. Abandonada quedó en los muelles, donde la espesa niebla paralizó el débil sonido que acababa de nacer. La falta de orientación confundió más, convirtiendo al lugar en  no apto para que naciera la conciencia.
Absorta en la palidez doliente de los perfiles, agudizó la escucha y el tacto, pero se esfumaron. Todo parecía igual, aún así una metamorfosis construyó lo imposible para las manos. Una muralla se levantó de la nada. Más adelante un laberinto en espera. En la entrada un centinela custodiaba inquisidor, las opciones. Muchos caminos no eran atracción para las ideas condicionadas de antemano. Hachada la libertad, quedó raquítica y no pudo desarrollarse. Poco sol atravesaba la capa de ozono y la visión no era clara. Cada vez más entorpecidos los caminos por escollos, se torcieron los puntos cardinales. Nuevas señales en la cuadratura terrestre, desorientaron aún más. No se podía saber dónde el norte o el oeste. . . Un fundamentalismo se iba infiltrando, convirtiéndose en posibles nuevas formas de poder. Crecían como pequeñas células y  conformaron grupos que, al unirse, dominaban.
           
Cuando los pueblos se distraen, van cayendo en una tela pegajosa que no los deja desplazarse como quisieran. La astucia amontona en su tejido, a los que quiere que se vuelvan ciegos.
¿Quienes les prestarán los ojos? ¿Cuántas lentes dibujarán lo que ansían  grabar en las mentes presas?
Llegados a esa instancia, nadie distinguiría donde se sienta la autoridad, ni en qué momento atiende.
El desorden se desparrama como un frasco de aceite que se rompe. Untados los pies no responden. Los pocos pensamientos propios que sobreviven, quieren  desplazarse. A falta de pasos caminan mentalmente por continentes lejanos persiguiendo otra curvatura de la rueda de la vida y encuentran que desde el nuevo lugar imaginado, se distinguen los rayos convergentes a un centro iluminador de la sabiduría necesaria. Las mentes se abren como cascos de una fruta cítrica y escuchan enseñanzas: “Yo estoy en vuestras mentes desde el no tiempo. He impreso en ustedes todo lo necesario. Así el optar será un peldaño a subir que muestre una visión más completa de la realidad. No sigan huyendo, busquen como detenerse y enfoquen la nueva perspectiva. El sentido común puede orientarlos hacia el lugar apropiado y, un nuevo estado de reflexión, los llevará a elegir  el mejor camino”.


                                                              
                                                                                              Moni Indiveri de Vega
                                                                                                              2011
Autora:  Moni Indiveri de Vega
Colage Intervenido de José Antonio Vega Rampone

Buenos Aires  Argentina



cuando florezcan
los jacintos
sin codicia querré
cubrir con ellos
mi cuerpo
preludio del solsticio
collar de flores
en la llanura
misteriosa

el grito ceremonial


 texto de:     Moni Indiveri de Vega
collage sobre pintura de:                               José Vega