miércoles, 1 de enero de 2014

elijamos juntos, el mejor camino. . .

La hora del estupor ardía como un faro y despertó una voz. Abandonada quedó en los muelles, donde la espesa niebla paralizó el débil sonido que acababa de nacer. La falta de orientación confundió más, convirtiendo al lugar en  no apto para que naciera la conciencia.
Absorta en la palidez doliente de los perfiles, agudizó la escucha y el tacto, pero se esfumaron. Todo parecía igual, aún así una metamorfosis construyó lo imposible para las manos. Una muralla se levantó de la nada. Más adelante un laberinto en espera. En la entrada un centinela custodiaba inquisidor, las opciones. Muchos caminos no eran atracción para las ideas condicionadas de antemano. Hachada la libertad, quedó raquítica y no pudo desarrollarse. Poco sol atravesaba la capa de ozono y la visión no era clara. Cada vez más entorpecidos los caminos por escollos, se torcieron los puntos cardinales. Nuevas señales en la cuadratura terrestre, desorientaron aún más. No se podía saber dónde el norte o el oeste. . . Un fundamentalismo se iba infiltrando, convirtiéndose en posibles nuevas formas de poder. Crecían como pequeñas células y  conformaron grupos que, al unirse, dominaban.
           
Cuando los pueblos se distraen, van cayendo en una tela pegajosa que no los deja desplazarse como quisieran. La astucia amontona en su tejido, a los que quiere que se vuelvan ciegos.
¿Quienes les prestarán los ojos? ¿Cuántas lentes dibujarán lo que ansían  grabar en las mentes presas?
Llegados a esa instancia, nadie distinguiría donde se sienta la autoridad, ni en qué momento atiende.
El desorden se desparrama como un frasco de aceite que se rompe. Untados los pies no responden. Los pocos pensamientos propios que sobreviven, quieren  desplazarse. A falta de pasos caminan mentalmente por continentes lejanos persiguiendo otra curvatura de la rueda de la vida y encuentran que desde el nuevo lugar imaginado, se distinguen los rayos convergentes a un centro iluminador de la sabiduría necesaria. Las mentes se abren como cascos de una fruta cítrica y escuchan enseñanzas: “Yo estoy en vuestras mentes desde el no tiempo. He impreso en ustedes todo lo necesario. Así el optar será un peldaño a subir que muestre una visión más completa de la realidad. No sigan huyendo, busquen como detenerse y enfoquen la nueva perspectiva. El sentido común puede orientarlos hacia el lugar apropiado y, un nuevo estado de reflexión, los llevará a elegir  el mejor camino”.


                                                              
                                                                                              Moni Indiveri de Vega
                                                                                                              2011
Autora:  Moni Indiveri de Vega
Colage Intervenido de José Antonio Vega Rampone

Buenos Aires  Argentina

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